Cultura

Paya: Dulces, Poesía e Historia

Por Ismael Díaz Melo

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Paya, la antesala de Baní, es una comunidad en franco desarrollo. El alto grado de fertilidad de sus tierras, así como su emergente agroindustria la han convertido en una de las más prosperas poblaciones del municipio. Según el censo de 1981, Paya tenía 3,422 habitantes, la más poblada de las comunidades rurales de Bani después de Villa Sombrero que en ese mismo año tenía 3,728 habitantes.

Su afamado dulce de leche con coco le ha dado renombre tanto a nivel nacional como internacional. En la revistaVANIDADES, la cual circula en todo el continente americano, se hizo mención de las virtudes se sus dulces.

Pero no solo por su dulce es famosa esta comunidad. También por sus antiguas tensiones raciales, tan agudas y discordantes que la población estaba divida en dos bandos: Paya Arriba y Paya Abajo, en un lado se concentraban los blancos, en otro, los negros. Cada grupo étnico llevaba una vida totalmente paralela entre si. Sobre todo en lo que concierne a la  vida social. Los bailes de los blancos eran exclusivamente para los blancos y los de negros para negros; los matrimonios solo se realizaban entre miembros del mismo grupo racial. Cualquier injerencia de un grupo en la vida de otra provocaba pleitos y conatos de pleitos que mantenían en eterna incertidumbre de tranquilidad de esta población. Afortunadamente, esa odisea de práctica del racismo esta de capas caída tanto en Paya como en todo el resto de Baní.

Otro factor que ha posibilitado elhecho de que Paya sea la comunidad rural de Baní más conocida a nivel nacional ha sido las muchas veces que poetas y cronistas, de diversas épocas, han contado y/o descrito de esta comunidad. Entre los poetas que han dedicado versos a Paya se encuentran: Félix  María del Monte, en cuyo poema “El Banilejo y La Jibarita”, escrito en 1855, resalta la destreza del payero en el baile de la mangulina y recuerda las corrida de macuto en las fiestas de San Santiago. Federico Henríquez y Carvajal, capitaleño, “Hijo Adoptivo de Bani”, en sus años juveniles, escribió el celebre poema “La Payesa”.

 Este fue escrito en enero de 1963, después que Henríquez y Carvajal regresara, con su amigo banilejo Francisco Herrera Mota, de las patronales de Baní. Antes de emprender viaje a la capital, pernoctaron en Paya, al amanecer contemplaron el hermoso escenario de aquella aldea. El Maestro se sintió tan inspirado que antes de llegar a Santo Domingo ya había escrito aquel famoso poema. También Francisco Gregorio Billini, en su poema A BANI, escrito en 1869, menciona a Paya junto a otras comunidades banilejas y la describe como “Campiñas preciosas” donde “el viajero prado y ninfas hermosas se detiene a contemplar”. Héctor Incháustegui Cabral, por su parte escribió un poema titulado “Carta a Niña, la de Paya”.

APUNTES HISTÓRICOS

Mi dilecto amigo y acucioso historiador banilejo, Dr. Manuel Valera Valdez, asegura, en su obra inédita “Bani, Raíces Históricas”, que el Hato de San Santiago Apóstol de Paya fue fundado a principio del siglo XVIII por los hijos de Lorenzo Báez y Francisco de Cuellar Albornoz. Estos fueron Juan, Lorenzo, Jerónimo y Tomas Báez de Cuellar Albornoz. Una hermana de estos, Isabel Florentina se casó con el capitán José Troncoso en el año 1692, en la Catedral de Santo Domingo. Son el tronco de los Troncoso, una familia netamente gallega. Isabel Francisca Báez Vda. Troncoso murió en el Hato de Paya.

Anota también el doctor Valera Valdez que descendiente de los Báez de son, entre otros, el Alférez Real del Ejercito Español y Capitán Comandante de la Plaza de Santo Domingo Marcos Báez y el Generalísimo Máximo Gómez.

Emilio Rodríguez Demorizi, en su obra Baní y La Novela de Billini, recoge unos datos de los Papeles de la Audiencia de Santo de Domingo, que reposan en el Archivo Nacional, La Habana, Cuba, en el cual se da cuanta de que para 1780, Baní estaba rodeado solamente por hatos de ganado, entre los que estaban: “en el partido de Paya, los Úrsula, Francisco, Manuel y Petrona, apellidados Guerrero y el de Lorenzo Báez.

El norteamericano David Dixon Porter, en su Diario de una Misión Secreta a Santo Domingo (Edición de laSociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc.) anota todo cuanto vio e hizo mientas estuvo en Paya, allá por el año 1846, dos años después de proclamarse la Independencia Nacional. Este minucioso relato del sargento yankis es un material de primera mano para reconstruir la historia de Paya en esa época, por lo que me voy a permitir transcribir y resumir parte de su contenido.

En su Diario, Dixon Porter escribe: “La casa que me puse como en mi hogar en Paya era la morada de un blanco…”. “En ese lugar no se nos ofreció nada. Todo hubo que pedirlo y la comida estaba tan escasa que la gente tenía que esconderla para no morir de hambre”. La casa era la mejor de la aldea, pero era peor, según Dixon, que la más pobre choza americana.

Las razones de esas miseria que vivió Paya para esa fecha tiene la siguiente explicación: “El ejercito dominicano durante un tiempo estuvo acantonado aquí y al no ser dotado de provisiones por el gobierno, pusieron las manos en cuanto hallaron en por el camino. Los habitantes huyeron a los montes y bosques con sus pollos y otro ganado vivo. Y cuando salieron los soldados y ellos volvieron a sus casas, no encontraron nada más que paredes desnudas y los huesos de su querido ganado esparcidos ente sus puertas. El enemigo no podía haber hecho mayor destrozo”.

En ese tiempo parece ser la que la común pobreza de todos los habitantes de Paya había echado a un lado el racismo de su gente: “Había, apunta Dixon, más de naturaleza y menos de decencia en Paya de lo que había en otra partes; pero lo atribuyo a la vencida de los negros puros, cuyas casas (siempre cayéndose hacia un lado) se hallaban mezclada indistintamente con las de los blancos…”

Al americano le achacaron el “mal de ojo” de un niño. Aquel critica la iglesia por mantener tales supersticiones. Entre los muchos datos de Dixon Porter están los siguientes: que “la población de este lugar es de 360, en su mayoría blancos y mulatos oscuros. Había solamente cinco o seis en la aldea, el resto era mujeres.” “También que en aquel lugar abundaban la caoba y el leño de vida, que el paisaje es muy hermoso y que su extensa sabana pudiera alimentar diez mil cabezas de ganado”.

En 1864, Paya fue escenario de famosa batalla del “Guanal de Paya”, las tropas anexionistas vencieron a los restauradores, comandados estos por el general Pedro Florentino, quien al retirarse de Baní hizo muchas atrocidades, entre ellas la muerte, en Paya, de un cuñado y varios sobrinos de Máximo Gómez (Ver Reseña Histórica de Baní, de Joaquín Incháustegui C.).

En 1871, en el Informe de la Comisiónde Investigación de ese año, “Paya tiene unas 80 casas y 300 habitantes, y en sus aspectos generales se parece mucho a Baní, del cualesta separado por el río Paya, que se halla seco ahora, y un bosque extenso y bajo”.

Sigfrido Objío escribió un artículo de prensa, en los años 40 o en los 50, en el cual describe a la aldea y a las gentes de Paya en el marco de la fiesta del Apóstol Santiago el mayor, el 25 de julio. Aquí Objío considera a Paya como “el más aristocrático de los campos banilejos”. Para la celebración del 25 de julio venían comisiones desde Baní y sus campos aledaños que se daban cita en la inmensa sabana de Paya para, en sus caballos terciar en las corridas de macuto. De cómo eran celebrados los bailes entonces, Objíoescribe lo siguiente: “Cada casa de Paya es un embrujo de belleza. Música y risa por doquier. El acordeón nos invita al baile y al son de una “mangulina” un “carabiné” para los viejos y un danzón para los nuevos, el que esta de moda en la ciudad, o los ritmos caliente de un merengue caribeño es la incitante señal para bailar”.

Aquella inmensa y celebrada sabana de Paya, que era un cuadrángulo perfecto, fue dañada totalmente por un medio de zanjas y otros obstáculos, por orden de Trujillo ante el temor de que pudiera ser utilizada como pista de aterrizaje por combatientes a la tiranía.

En los personajes históricos de Paya están: Agustín Francos de Medina y Guerrero, nacido en esta comunidad, el cual ingresó a los 14 años al servicio de S.M. Carlos III (1716-1788), en calidad de cadete de caballería. Carlos III fue el Rey de España a partir de 1759. Y el Dr. Pedro Landestoy Garrido, nacido en Paya el 1 de mayo 1886. Hijo de Enrique Landestoy y Francisca Garrido. Fue profesor en Baní. En 1916 se graduó de Doctor en Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ejerció su profesión en La Romana, Samaná, El Seybo y Moca, donde dirigió el hospitalde Santa Ana.

Landestoy Garrido también fue poeta y un prolífico escritor. Escribió en casi todo los periódicos y revistas de su época. En 1936 publico su libro “Valdesia”. También escribió un libro intitulado “Paginas que se le olvidaron a Cervantes” y un poemario “Caimoni”.

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